“No me convertí en bailarín, siempre he bailado, siempre he deseado bailar, aunque he de reconocer que tampoco se me ocurrió de pronto a la edad de cinco años que quería ser bailarín. ”.
“Si, es difícil hablar de danza. No es que sea idefinible, pero sí es evanescente; yo suelo comparar las ideas sobre la danza y la danza misma con el agua. Sin duda es más fácil describir un libro que describir el agua. Bueno, tal vez… Todo el mundo sabe lo que es el agua y lo que es la danza, pero precisamente es la fluidez que las caracteriza lo que hace ambas cosas indefinibles. No estoy hablando de la calidad de la danza sino de su naturaleza (…) Pienso en la danza como una constante transformación de la vida misma”
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