miércoles, 18 de mayo de 2011

"La improvisación en la Vida y en el Arte" - FREE PLAY - Stephen Nachmanovitch

“La palabra deseo viene de de-sidere, “lejos de tu estrella”. Significa elongación de la fuente, y la contaminante y poderosa atracción magnética de volver a la fuente. Según la visión sufí, el amado es el amigo a quien queremos, y el Amado es el Amigo, Dios; y los dos son uno. El amor es un estado de resonancia entre la ausencia del amado y su cercanía, una resonancia vibratoria, armonizada entre ser dos y ser uno. En el arte de la ballestería el deseo de la flecha y el blanco de estar juntos es tal, que en la mente del maestro arquero ya son uno. El arquero practica una especie de intelleto cada vez que tiende el arco, sintiendo la interpretación del yo y el objeto, el yo y la herramienta; viendo la identidad del momento de deseo, el momento de preparación, y el momento de realización.

Llega el momento en que nos damos cuenta de que nos hemos enamorado de nuestro instrumento, de nuestras herramientas de escultor, del piso en que bailamos, de nuestra computadora. Estamos enamorados de la música, el arte, la literatura la cocina, la física. Amamos la belleza, el trabajo bien hecho, el material, los instrumentos. Sentimos la sensualidad de tocar, y de escuchar, leer, ver, aprender. El deseo de aprender y jugar, si lo tenemos, el poder que motiva la creación, es parte de nuestra estructura innata, esas ansias de llegar más allá de nosotros mismos.

¿Por qué hacemos el arte? Puede haber múltiples y serias motivaciones, tales como abrirle los ojos a la gente para que vea la injusticia, salvar al mundo; pero si la actividad de salvar al mundo no nos da placer, ¿de qué sirve tener un mundo, y de dónde sacaremos la integridad y las energías para llevarlo a cabo? Toda esta aventura de la creatividad tiene que ver con la alegría y el amor. Vivimos por el puro placer de ser, y de esa alegría surgen las diez mil formas del arte y todas las ramas del aprendizaje y las actividades solidarias.”

“Dejando los ojos y los oídos bien abiertos, uno permite que sus gustos y sus rechazos, sus deseos e irritaciones inconscientes, sus pálpitos irracionales los guíen cuando hay que optar entre doblar a la derecha o la izquierda.”

“Para hacer cualquier cosa artísticamente es necesario adquirir una técnica, pero se crea a través de la técnica y no con ella. La fidelidad al momento y a las circunstancias presentes implica una entrega constante. Tal vez nos estamos entregando a algo delicioso, pero de todas maneras tenemos que renunciar a nuestras expectativas y a cierto grado de control… abandonar la sensación de estar muy bien envueltos en nuestra propia historia. Seguimos efectuando la importante práctica de planear y programar, pero no para atarnos rígidamente al futuro sino para sintonizar el yo. Al planear centramos la atención en el campo donde estamos a punto de entrar, luego dejamos de lado el plan y descubrimos la realidad del fluir del tiempo. Así entramos en la sincronicidad de la vida.”

“Están las bellezas que retratan y encienden las emociones. Están las bellezas que describen y encienden las ideas. Pero aún más profundas son las bellezas que evocan lo más básico del ser, donde las emociones y las ideas juegan como cosas efímeras. Por alguna alquimia entramos en la participación mística directa en la vida o en ser uno mismo, y eso está más allá de la emoción, la técnica, el pensamiento o la imaginación. (…) Esta expresión directa de la vida no puede analizarse ni definirse, pero podemos experimentarla, está más allá de toda duda. Una persona puede involucrarse de forma intelectual, emocional, imaginativa, física, pero la autenticidad real la reconocemos cuando la persona está totalmente involucrada. Eso es lo que reconoce el viejo cuando murmura: ¡ Como un dios!.”